Las varices son causadas por el debilitamiento de las válvulas de los vasos sanguíneos. Debido a la gravedad, la sangre normalmente fluye hacia las extremidades inferiores. La única manera que el cuerpo tiene de bombear esa sangre poco oxigenada de regreso al corazón es utilizando las mencionadas válvulas. Este reflujo evita que la sangre se acumule en la zona baja del cuerpo. Cuando las válvulas se debilitan, este proceso se ve afectado y la sangre se aglomera en las piernas, provocando que se hinchen.
Las plataformas vibratorias estimulan enormemente la circulación, y, si se las utiliza de manera regular, pueden mejorar el flujo de regreso de sangre al corazón. Se recomienda utilizarlas de manera dinámica, no pasiva (es decir, realizar movimiento mientras se recibe el estímulo vibratorio).
Para reducir y eventualmente eliminar las varices, realiza cuclillas, elevaciones de piernas, flexiones de pantorrillas y otros ejercicios para la zona baja del cuerpo. Si te gusta hacer ejercicios de masaje, que son muy importantes para la circulación, primero masajea con tus manos la zona alrededor de las varices antes de permitir que la plataforma vibratoria entre en contacto directo con ellas.
Cómo aprovechar al máximo las Plataformas Vibratorias para Prevenir las Várices
Una vez que hayas activado tu plataforma vibratoria y ajustado la velocidad según tu preferencia, ponte de pie sobre ella para iniciar. Comienza lentamente, elevándote sobre la punta de los pies y luego regresando a la posición normal. Repite este ejercicio tantas veces como te sientas cómodo, generalmente entre 10 y 15 minutos, dos o tres veces por semana.
Otra postura beneficiosa en la plataforma vibratoria para tratar las várices es ponerse de pie sobre ella y flexionar lentamente las rodillas hasta que sientas una vibración intensa en la pierna. Mantén la posición durante al menos 40 segundos y luego vuelve a ponerte de pie.
Repite este procedimiento varias veces en la plataforma vibratoria para obtener resultados rápidos y duraderos. Por lo general, se aconseja mantener los pies más cercanos para evitar una mayor tensión al separarlos demasiado.
Siempre es recomendable consultar a nuestro de médico de cabecera, que conoce nuestra historia clínica, antes de embarcarnos en cualquier método de ejercicio o protocolo de rehabilitación no tradicional.
